INTRODUCCIÓN
La Cumbre de las Américas fomenta la cooperación multilateral y la colaboración en torno a prioridades hemisféricas clave. Para dar seguimiento de los resultados de la Cumbre y explorar sus treinta años de historia, el Atlantic Council, en colaboración con el Departamento de Estado de Estados Unidos, publica este tablero. En él se presentan datos y métricas de cada reunión, se destaca cómo se planifica y ejecuta la cumbre y se ofrecen opiniones de expertos sobre temas relacionados de toda la región.
Índice
- La Cumbre de las Américas: temas y puntos destacados
- Historia y estructura de la Cumbre de las Américas
- Contextualizando la Cumbre de las Américas a través de las cifras
- Perspectivas de expertos regionales
La Cumbre de las Américas: temas y puntos destacados
*Las Cumbres Extraordinarias buscan atender problemáticas especificas más allá del calendario habitual de las cumbres.
Historia y estructura de la Cumbre de las Américas
La Primera Cumbre de las Américas, celebrada en Miami en 1994, impulso los esfuerzos por institucionalizar el multilateralismo en el hemisferio occidental al lanzar una serie de reuniones periódicas de líderes, con el objetivo de abordar de forma conjunta los desafíos políticos, económicos y de seguridad bajo un marco común. La base de cada Cumbre de las Américas es el proceso de cumbres, que consiste en una serie coordinada de reuniones, negociaciones y consultas administradas por el país anfitrión de la cumbre y por la Secretaría de Cumbres de las Américas, con el propósito de “profundizar la cooperación y el entendimiento” entre los países de las Américas.
La cumbre de 1994 tuvo lugar en un momento propicio para la región: todos los países de las Américas, con excepción a Cuba, eran gobernados democráticamente. La firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Canadá, México y Estados Unidos en 1992 subrayo que el hemisferio estaba encaminado a modernizar las instituciones del sistema interamericano.
El presidente Bill Clinton lidero la creación de la primera cumbre como una oportunidad para que treinta y cuatro de los líderes de la región se reunieran y promovieran esfuerzos hemisféricos orientados al crecimiento económico, la estabilidad democrática y la prosperidad regional. Esta primera cumbre dio inicio a un proceso conjunto y participativo que, a lo largo de tres décadas, ha convocado a los jefes de Estado en once ocasiones: nueve cumbres ordinarias y dos cumbres extraordinarias. Estas cumbres buscan continuar promoviendo la colaboración hemisférica frente a los temas más urgentes que enfrenta la región. La República Dominicana será sede de la Décima Cumbre en 2025.
Proceso
El proceso de cumbres involucra a gobiernos, el sector privado, la sociedad civil, la juventud y las instituciones multilaterales.
Secretaría de la Cumbre de las Américas
Ubicada dentro de la Organización de los Estados Americanos, la Secretaría de la Cumbre de las Américas es el brazo institucional del proceso, encargado de apoyar la “planificación, implementación, difusión y seguimiento de los mandatos de la cumbre”. Asimismo, brinda apoyo al GRIC, al GTCC y a las reuniones ministeriales. También actúa como enlace con la sociedad civil e involucra al público en general.
Grupo de Revisión de la Implementación de la Cumbre (GRIC)
Creado en 1995, el GRIC está integrado por los gobiernos de las Cumbres y es el principal órgano de gestión del proceso de Cumbres de las Américas. El GRIC está presidido por el anfitrión de la cumbre y reúne a los coordinadores nacionales de todos los gobiernos participantes.

Grupos de Trabajo Conjuntos de Cumbres (GTCC)
El GTCC está conformado por trece actores no gubernamentales, en su mayoría provenientes de instituciones multilaterales y financieras. Estas entidades contribuyen al avance de los mandatos de las cumbres, proporcionan experiencia técnica y facilitan la coordinación de las partes interesadas. Su participación permite mantener un diálogo constante dentro del sistema interamericano, tanto antes como después de cada Cumbre de las Américas. Las instituciones que lo integran incluyen a:

La cumbre se planifica, ejecuta e implementa en tres etapas.
Cumbres anteriores y temas clave
Desde 1994 ha habido nueve Cumbres de las Américas ordinarias y dos cumbres extraordinarias. A través de estos foros de alto nivel, los líderes regionales y los pueblos de las Américas para discutir cuestiones de política común, afirmar valores compartidos, abordar los desafíos regionales y determinar los mandatos de acción y los mecanismos a través de los cuales se pueden cumplir. A lo largo de los últimos treinta años, las agendas de las cumbres han girado en torno a tres ejes fundamentales: la promoción de la prosperidad económica, la gobernabilidad democrática y el crecimiento equitativo. Cada edición ha reflejado las prioridades más apremiantes del momento, generando espacios para respuestas conjuntas y colaborativas.
Cada Cumbre de las Américas refleja el estado de la región en ese momento. La cumbre inaugural (1994), que tuvo lugar cuando la mayoría de los países de América Latina y el Caribe eran considerados democracias, se centró en el desarrollo de fuertes lazos económicos en todo el hemisferio. La Novena Cumbre de las Américas (2022) priorizó el crecimiento equitativo y resiliente en un momento en que las economías de los países enfrentaban desafíos por los efectos de la pandemia de COVID-19. Algunos temas han sido más prevalecientes que otros.
- La democracia y los derechos humanos fueron temas en todas las cumbres, excepto en la cumbre de Cartagena de 2012.
- La prosperidad económica, el crecimiento y el desarrollo se han abordado en siete cumbres ordinarias y una cumbre extraordinaria.
- La energía, la sostenibilidad y el medio ambiente se han abordado en seis cumbres periódicas y una cumbre especial.
- La educación y el desarrollo de capacidades han sido temas centrales en cuatro cumbres periódicas y en una cumbre extraordinaria.
- La migración fue un tema destacado en tres cumbres.
Contextualizando la Cumbre de las Américas a través de las cifras
Cada cumbre fue moldeada por factores políticos, económicos y sociales del momento. Los cinco gráficos a continuación resumen el estado del hemisferio durante cinco cumbres: Miami (1994), Santiago (1998), Cartagena (2012), Ciudad de Panamá (2015) y Los Ángeles (2022).
En la Figura 1 se destaca el papel del comercio en la economía de cada país como líderes regionales con la intención de establecer un Libre Comercio de las Américas. La Figura 2 se centra en los índices de democracia por país, anticipando el tema de la cumbre de 1998. En la Figura 3 se mide la calidad de la infraestructura de cada país, un tema central en Cartagena y un asunto para las siguientes cumbres. En la Figura 4 se muestra una medida de los niveles nacionales de educación, destacando la declaración de la educación como fundamental para el desarrollo hemisférico realizada en la cumbre de 2015. La figura 5 muestra la proporción total de personas que habían recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID para junio de 2022 durante la pandemia de COVID-19. Cada cumbre responde a las necesidades de los actores hemisférico y los incita a colaborar, abarcando desde los gobiernos hasta el sector privado y la ciudadanía.
Perspectivas de expertos regionales
La Cumbre de las Américas ha sido la plataforma más significativa y consecuente para el diálogo y la cooperación entre los países del hemisferio occidental durante las últimas tres décadas.
Laura Chinchilla
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La Cumbre de las Américas ha sido la plataforma más significativa y consecuente para el diálogo y la cooperación entre los países del hemisferio occidental durante las últimas tres décadas. A pesar de enfrentarse a limitaciones y retos críticos, este mecanismo ha fomentado alianzas políticas y abordado cuestiones acuciantes como la integración y la prosperidad económicas, la seguridad, la democracia y las amenazas al medio ambiente.
Cuando se celebró la cumbre inaugural, el panorama hemisférico era muy distinto al actual. Los países gozaban de estabilidad económica y política y estaban en gran medida unidos en torno al libre comercio, la democracia y los derechos humanos. Por el contrario, la situación actual de la región se caracteriza por importantes divisiones y un declive del diálogo político, mientras que muchos países se enfrentan a retos como el crecimiento económico lento, la violencia criminal, la migración forzada y la erosión de los principios democráticos. Estos acontecimientos se desarrollan en un contexto de escalada de las tensiones geopolíticas derivadas de la rivalidad entre Estados Unidos y China.
Estas apremiantes condiciones regionales resaltan aún más la importancia crítica de este mecanismo. La Décima Cumbre de las Américas, prevista para 2025 en la República Dominicana, ofrece una oportunidad única para renovar un diálogo significativo centrado en una agenda de consenso fundacional que honre la diversidad. La presencia de al menos diez jefes de Estado distintos de los que estuvieron presentes en 2022 -incluidos los de Estados Unidos, Brasil, México y Argentina- puede brindar la oportunidad de fomentar el diálogo respetuoso, pragmático y constructivo esencial para avanzar hacia la prosperidad mutua en la región.
Uno de los logros más significativos de la Cumbre de 2022 fue la adopción de la Declaración de Los Ángeles sobre Mitigación y Protección, un acuerdo histórico que desde entonces ha sido respaldado por 22 naciones.
Mary Ann Walker
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La Cumbre de las Américas de 2022, celebrada en Los Ángeles, fue un momento decisivo para el hemisferio occidental, ya que ofreció una poderosa plataforma para que los líderes abordaran los retos y oportunidades compartidos. Como asesora del Centro Adrienne Arsht para América Latina durante dicha cumbre, tuve el privilegio de contribuir a los debates que darían forma al futuro de la región. La cumbre se centró en la promoción de la democracia, el fortalecimiento del crecimiento económico y el fomento de la cooperación en toda América Latina y el Caribe, y proporcionó un espacio para el diálogo sobre cuestiones urgentes como el cambio climático, la migración y la desigualdad económica, problemas que trascienden las fronteras nacionales y requieren una acción colaborativa.
Uno de los logros más significativos de la Cumbre de 2022 fue la adopción de la Declaración de Los Ángeles sobre Mitigación y Protección, un acuerdo histórico que desde entonces ha sido respaldado por 22 naciones y que representa un audaz compromiso para hacer frente a los efectos de la inestabilidad económica, especialmente en las comunidades vulnerables. Como angelina con raíces mexicanas, esta iniciativa fue especialmente significativa para mí y un momento de orgullo al ver el amplio apoyo regional a un marco que da prioridad tanto a la sostenibilidad económica como a la protección humana.
En el futuro, espero que la cumbre de 2025 aproveche el impulso de la de 2022. Aún queda mucho trabajo por hacer. Los futuros debates darán prioridad a la seguridad alimentaria y la salud, cuestiones fundamentales para el bienestar de los ciudadanos. Estas áreas son fundamentales tanto para la estabilidad de cada país como para la resiliencia del hemisferio en general. El hemisferio debe seguir profundizando en la cooperación para garantizar un futuro más seguro, saludable y próspero para todos.
Entonces la cumbre podría convertirse en una conversación más franca y sustantiva entre todos los actores del hemisferio, gubernamentales y no gubernamentales, grandes y pequeños.
Kevin Whitaker
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Un político estadounidense bromeó una vez diciendo que un programa gubernamental es lo más parecido a la vida eterna que se ha visto en la Tierra. Puede que se refiriera a la Cumbre de las Américas. Desde 1994 se han celebrado doce cumbres, que han dado lugar a cientos de compromisos, todos ellos supervisados por un grupo de implementación. Si bien estos compromisos pueden tener un efecto práctico para los ciudadanos del hemisferio, también han generado una robusta burocracia.
Esto no significa que no se debatan cuestiones importantes. Más bien, lo que preocupa es que las cumbres son más performativas que efectivas, gracias a dos tradiciones de cultura política distintas. En primer lugar, Estados Unidos insiste en los “entregables”, es decir, los logros putativos y los compromisos a los que se aspira, que deben citarse y seguirse de cerca. En segundo lugar, varias naciones del hemisferio no pueden resistirse a contar golpes contra las políticas de Washington. Un ejemplo fue el esfuerzo del difunto dictador venezolano Hugo Chávez por avergonzar al presidente Barack Obama por su política hacia Cuba en 2009.
Los compromisos son importantes, y nadie discutiría que Estados Unidos no debe ser ocasionalmente frenado por sus políticas. Pero los impulsos performativos podrían impedir el desarrollo de un foro eficaz para la comunicación real.
¿Cómo se puede eludir estas tradiciones culturales para lograr una cumbre más sustanciosa? En primer lugar, decidiendo que los debates se celebren a puerta cerrada, para limitar la ostentación. En segundo lugar, prescindir de los entregables, para que no haya compromisos estériles sobre los que se pueda hacer un seguimiento. Entonces la cumbre podría convertirse en una conversación más franca y sustantiva entre todos los actores del hemisferio, gubernamentales y no gubernamentales, grandes y pequeños.
Las experiencias recientes de Chile ofrecen lecciones valiosas para discusiones hemisféricas más amplias sobre la estabilidad macroeconómica, la gobernabilidad democrática y el crecimiento inclusivo, temas clave que promueve la Cumbre de las Américas.
Felipe Larrain
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Las experiencias recientes de Chile ofrecen lecciones valiosas para discusiones hemisféricas más amplias sobre la estabilidad macroeconómica, la gobernabilidad democrática y el crecimiento inclusivo, temas clave que promueve la Cumbre de las Américas.
En los últimos años, Chile se ha enfrentado a múltiples desafíos: los disturbios sociales de 2019, la pandemia del COVID-19 y su período de recuperación, la retirada de los fondos de pensiones y dos reformas constitucionales fallidas. A pesar de estas dificultades, las instituciones chilenas desempeñaron un papel crucial a la hora de canalizar el malestar a través de mecanismos democráticos. Aunque no se alcanzó un consenso sobre una nueva constitución, el proceso puso de relieve la resistencia del marco democrático chileno.
Desde el punto de vista económico, Chile avanza con paso firme hacia sus objetivos de inflación y crecimiento, avanzando hacia una política monetaria neutral. La economía creció un 2.3% en 2024 y se prevé que la demanda interna se convierta en el principal motor del crecimiento en 2025. La inversión ya se está recuperando, apoyada por la relajación de las condiciones financieras e importantes proyectos en minería y energías renovables. Se prevé que la inflación, que descendió bruscamente en 2023 pero sigue por encima del 4%, converja hacia el objetivo del 3% a finales de 2025. Estas tendencias ponen de relieve la importancia de un marco político coherente con un banco central independiente y el cumplimiento de las normas fiscales.
De cara al futuro, Chile tiene grandes oportunidades de aumentar su producto interior bruto potencial a través de sectores como la minería limpia, las energías renovables, el hidrógeno verde y la economía digital, temas que se espera que se debatan en la cumbre de 2025. Sin embargo, es crucial abordar los principales retos, como la agilización de los permisos y el establecimiento de un programa integral de reforma regulatoria para garantizar que las normativas sean eficaces y eficientes.

Lo más importante es proporcionar una plataforma periódica para involucrar a los ministros de energía en el hemisferio sobre temas comunes.
David Goldwyn
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Es fundamental mantener un proceso para mejorar la cooperación hemisférica en las Américas.
Esto puede verse desde la Alianza de Energía y Clima de las Américas hasta la Alianza Estados Unidos-Caribe para Hacer Frente a la Crisis Climática 2030. Lo más importante es proporcionar una plataforma periódica para involucrar a los ministros de energía en el hemisferio sobre temas comunes, permitiendo que el sector privado se ponga en contacto con los gobiernos para compartir sus preocupaciones, y proporcionando un mecanismo a través del cual los ministros de energía puedan ayudar a impulsar la cooperación.
Los intereses de EE. UU. en materia de seguridad energética, competencia con China y migración están mejor servidos si se anima a los gobiernos del hemisferio a proteger la inversión extranjera y las oportunidades comerciales en bienes, servicios y materias primas energéticas. La realidad es que el uso de gas natural (en lugar de queroseno), el aumento de la energía distribuida a partir de la generación de energía solar con almacenamiento en baterías, el apoyo al desarrollo geotérmico y la facilitación de la transmisión de electricidad son el camino del hemisferio hacia la sostenibilidad.
El Caribe y Centroamérica tienen un acceso limitado a la electricidad asequible y fiable, y apoyar su transformación energética puede asegurar una ventaja de influencia estadounidense sobre China y Venezuela. Para Brasil, Argentina, Chile y Colombia, las conversaciones deberían centrarse en la creación de nuevos marcos fiscales para el desarrollo energético.
Las amplias oportunidades y retos de México, debido a su éxito en atraer energía limpia, pueden acelerar el “nearshoring” en mayor medida. Estos resultados pueden reducir la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y la influencia de los cárteles. Exponer a México a los marcos hemisféricos puede ayudar a “multilateralizar” esta conversación.
Todas las administraciones estadounidenses renuevan las conversaciones sobre energía y esta cumbre no será diferente. La clave está en invitar a todos los países que lo deseen a una plataforma diplomática periódica -que sea tecnológicamente neutral y diversa en su alcance- para entablar un diálogo sólido que se centre en promover la competitividad económica, la resiliencia y la prosperidad.
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